Sin nada que escribir

Sin nada que escribir,
sin nada que contar,
con mucho que sentir,
sin ganas de hablar.

Sin nada que escribir,
vaya ironía,
si los dedos se mueven
al compás de los sentimientos
y los pensamientos
no terminan de rondar.

Definir como me siento,
hoy es una confusión,
puedo sentirme fuerte
y decir que acepto mi vida
tal como es,
que soy feliz de ser diferente,
que no me importa lo que piensa
la gente,
que si la gente es feliz
molestandome yo soy feliz
complaciendola, en el fondo
se que eso les molesta.

Puedo escribir que estoy triste,
que las heridas que llevo
por dentro de vez en cuando
suelen sangrar,
que a veces no soporto
vivir al lado de mi tristeza,
soledad y depresión
y me aferro a la alegría
sin compasión.

Puedo escribir que estoy confundida
que el diario vivir me cansa,
pero al mismo tiempo
me alienta,
que es un día más
un día menos,
y que a la vuelta
de la vida, puede
encontrarse la muerte.

Puedo escribir mil palabras
sin razón, sin sentimientos
sin compasión,
puedo escribir hasta el cansancio
porque es la única forma
que logro mantener mis
ojos fijos y fuertes
para no derramar lágrimas.

Puedo escribir que estoy feliz,
triste, hastiada, loca, risueña,
orgullosa, presumida, envidiosa,
enojada, en mis puntos altos,
en mis puntos bajos,
puedo justificar mis letras
en mi bipolaridad,
puedo escribir y seguir escribiendo
cada vez más y llego a lo mismo,
a la realidad de mi existir,
confuso, complicado, incomprendido,
pero chistoso, irónico, sarcástico,
puedo escribir que muchas veces
no soy la misma persona,
y que me confundo entre ellas,
me escondo o sobresalgo con alguna
de ellas,
que unas son tiernas y cariñosas
y otras son sentidas y rencorosas,
que cada uno de ellas desfila
delante de mi y yo soy una
simple expectadora.
Puedo escribir
que ya no quiero escribir,
que me quede sin nada,
que mutile mi inspiración
y que los párrafos se construyen
sin nada que escribir.