En algún lugar del mundo
En algún lugar del mundo una
mujer deseaba amar con todo su ser a un hombre, ella se conservaba agradecida
con su existir y con todas las bendiciones que la vida le regalaba
constantemente, pero una parte de ella se mantenía aislada, vacía, fría,
triste, desolada.
Trascurrieron días y
noches, llena y vacía a la vez, pero esa constante siempre estuvo presente,
soñaba, se ilusionaba con su amor, no conocía su rostro, no escuchaba el tono
de su voz, su silueta no la podía visualizar, solo tenía la certeza que él
estaba allí, viviendo su vida, como ella vivía la suya.
El tiempo prosiguió su
destino, encontraba rosas y espinas en su andar, caía y volvía a peregrinar,
con la convicción que su carácter se fundía para ser mejor y cuando llegara su
amor su alma estaría cultivando un jardín de flores hermosas destinadas a él.
Solía preguntarse: ¿Dónde está?,
¿Qué estará haciendo en este preciso instante? ¿Cuándo llegara esa mágico
momento para poderle entregar el amor que resguardaba en su ser?
Poco a poco se sentía
feliz en compañía de sus sueños y deseos, sabía que pronto llegaría al encuentro
con él y por siempre compartiría su
existir.
La mujer amaba las letras
a morir y una noche sin quererlo las letras se lo presentaron, con delicadeza,
confianza llego a sus pensamientos y empezó a ocupar el sitio reservado para él,
sin imaginar que estaba frente al caballero excepcional que amaba con su espíritu.
Ahora un libro nuevo
empieza a escribir, para el nombre del hombre
que mora en su existir.
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