Hilando amor
Ella era una mujer como muchas,
tejedora de alegrías y tristezas que le había marcado el alma, incontables
veces se sentaba a ver como su vida pasaba a su lado y ella se quedaba sentada
tejiendo quien sabe que. Su existencia era como muchas, dedicada a sus hijos,
al trabajo, compartir con la familia, sintiendo un vacío en su interior. Ocasionalmente
solía preguntarse qué había hecho mal, porque el amor de pareja estaba ausente
en su ser, se estaba convenciendo que ese estilo de vida era cómodo, no tenía
que estar pensando en el amor más lindo y delicado, el que se comparte con un
desconocido que poco a poco pasa a ser
conocido. Cero complicaciones decía ella, pero era un consuelo no más, prestaba atención a lo maravilloso que se
percibía el amor entre dos personas, a veces le daba envidia de la buena, ver
tantas muestras de afecto y ella conteniéndose las suyas. Su vivir transcurrió
así, deseando encontrar el amor, pero al mismo tiempo le daba miedo, días lo deseaba y otros no, pero cuando solía desearlo
lo sentía en todo sus ser, empezaba a atesorarlo, cuidarlo, a enamorarse ciegamente de una
persona que esperaba que llegara para entregarle todo su afecto y comprensión.
Una media noche como milagro de Dios le escribieron letras coherentes y
sinceras que releyó detenidamente y en
un santiamén en compañía de su insomnio correspondió hilando palabras, tejiendo
párrafos, empezando así a intercambiar retazos de su vida. En el trascurrir del
tiempo, conoció al galán escribiente que
con unos chocolates le endulzo el alma y se gano su confianza. Degustando un café
la conversación se convirtió elocuente, al mismo tiempo que sonreía y se sentía placentera en compañía del hombre
especial. Las letras y los cafés los esperaba con ansias, todo se hilaba finamente
y llego la tarde en que le hicieron la pregunta que estaba anhelando, entre risas y sonrojos
contesto que sí. Desde ese día su
existir dio un vuelco desbordado de sentimientos queridos, hilando así su
historia de amor.
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