Ella admiraba


Ella admira al hombre que le daba de beber los néctares más dulces, fruto de su roble, derramados por todo su ser.

Su amor por él era inmenso que le concedía a cada instante preciso su intimidad.

Él se anidaba en su quimera, no existían palabras para expresarle la magia, los deseos, la pasión que él le hace sentir, elevándola a la perfección del amor.

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